Por Carla Morasso (*)

Las repercusiones sobre la reciente entrevista concedida por el presidente Javier Milei a  Ion Wells de la cadena británica BBC News se esparcieron rápidamente en los medios de comunicación y redes sociales. Si bien fueron varios y diferentes los temas sobre los cuales el mandatario brindó definiciones e interpretaciones, en particular direccionaremos la atención a las versadas sobre la Cuestión Malvinas.

Como punto de partida, debemos subrayar que al ser consultado sobre la política exterior y Malvinas, señaló: “No vamos a resignar nuestra soberanía y tampoco vamos a tener una situación de conflicto con el Reino Unido” y que “Nosotros no vamos a resignar nuestra soberanía, pero si no es el momento para discutirlo hoy, bueno, se discutirá en otro momento”. Hasta aquí, lo expresado parecería ser un posicionamiento acorde a la tradición diplomática democrática vigente desde 1983.

Sin embargo, y dada la relevancia de la problemática, es necesario ahondar en los dichos del presidente y prestar atención a ciertas expresiones.

La primera expresión que amerita una lectura en detenimiento es: “Nosotros lo que buscamos es una solución en la cual entablar un diálogo para que en algún momento las Islas Malvinas vuelvan a la Argentina”. En relación a esto, debemos reafirmar que las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes “son” argentinas, que no deben “volver a serlo” y que están sujetas a un proceso de descolonización reconocido por Naciones Unidas

Esto se vincula directamente con la respuesta que brinda el presidente a la pregunta sobre si fue o no una provocación que el canciller británico visitara las islas a comienzos de este año, ya que respondió: “No, porque ese territorio hoy está en manos del Reino Unido. O sea, tiene todo el derecho de hacerlo. No lo tomo como una provocación. De hecho, tengo un diálogo de muy alta calidad con David Cameron”. Aquí, el dato esencial que obvia el presidente es que el territorio se encuentra “en manos” británicas porque lo usurparon por la fuerza en 1833. 

Asimismo, es preciso tomar nota de que las frases “ese territorio hoy está en manos del Reino Unido” y “hubo una guerra y a nosotros nos tocó perder” no fueron acompañadas de expresiones de  repudio. Por el contrario, el presidente señaló que Cameron tiene “todo el derecho” a visitar el archipiélago. Estas afirmaciones resultan complejas, en tanto podrían interpretarse como una aceptación del comportamiento inglés posterior a 1982, en la base del cual subyace la concepción unilateral de que el hecho de haber “ganado” el conflicto bélico habilitó al Reino Unido a: ejercer la soberanía sobre el territorio en disputa; a negarse a reanudar el diálogo para resolver la cuestión colonial, tal como se expresa en la Resolución de Asamblea General de Naciones Unidas 2065; y a invocar el derecho de autodeterminación de los habitantes de las islas. En este sentido, debe recordarse que la comunidad internacional a través de Naciones Unidas reconoció que el conflicto no había alterado la controversia de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido en la Cuestión Malvinas, ni el carácter colonial de su situación y que el principio de autodeterminación no aplica a la Cuestión Malvinas, donde prevalece el principio de integridad territorial.

Por otra parte, una consideración merece la expresión de admiración profesada (una vez más) por el presidente sobre la figura de Margaret Thatcher. En este sentido, más allá de valorar la reivindicación que realiza sobre la gestión o el liderazgo político de la Dama de Hierro, se debe contextualizar el momento en el cual lo realiza: a días de la conmemoración del hundimiento del crucero A.R.A General Belgrano fuera del área de exclusión fijada por el mismo Reino Unido y por decisión de la entonces primera ministra, ataque en el cual perdieron la vida 323 tripulantes. 

Finalmente, cabe indicar que las alocuciones presidenciales realizadas en el reportaje de la BCC News están en línea con las acciones de política exterior que viene desarrollando su gobierno en torno a la Cuestión Malvinas, donde la búsqueda de cooperación con el Reino Unido predomina por sobre el reclamo soberano, tal como sucedió en otras administraciones argentinas. Lo particular y hasta llamativo en este caso, es el uso que hacen del lenguaje los altos representantes argentino, descuidando tal vez el hecho de que en política exterior los términos y conceptos comunican posturas e intereses nacionales y que entonces las palabras son importantes.

(*) Investigadora del Grupo de Estudio sobre Malvinas de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario